Tradicionalmente la auditoría ha constituido una herramienta de control y supervisión que contribuye a la generación de una cultura de disciplina de la organización y permite descubrir oportunidades de mejora en distintos procesos o vulnerabilidades existentes en la organización.
Es en este sentido que adquisiciones y compras se han constituido usualmente en unas de las primeras áreas en donde la auditoría operativa se ha permitido mostrar su potencial para agregar valor mediante la identificación y mitigación de riesgos de diversa índole con los distintos stakeholders de la empresa.
Dentro de este contexto, resulta imprescindible para las áreas de adquisiciones y compras entender a la auditoría como parte interesada de sus actividades con la finalidad de entender e incorporar su filosofía, a fin de visualizarse y entenderse como esfuerzos complementarios y no excluyentes dentro de la organización.