La supervisión de equipos de trabajo ha evolucionado notablemente en los últimos años; pasando de modelos autocráticos de dirección a procesos colaborativos y de generación de sinergias en lo que se conoce como ambientes de alta productividad; llegar a esos niveles demanda capacidades específicas en el líder y la organización que generen un ambiente que propicie un comportamiento más eficiente en los colaboradores.